"Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.
La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos."

(Artículo 47 de la Constitución Española)

Insumisión hipotecaria: Definición y motivaciones.

"La insumisión hipotecaria es el movimiento social que consiste en dejar de pagar la hipoteca por motivos políticos, económicos y ético-morales."


Cuarenta años de desarrollismo económico vinculado al cemento, el asfalto y el ladrillo nos han conducido a la situación actual, marcada por tres señales claras que afectan a casi todas las familias:

- Nóminas justas para seguir sobreviviendo.
- Precio de la vivienda sobrevalorado al incluir toda la especulación a la que ha sido sometida.
- Endeudamiento a largo plazo y afectado por intereses variables siendo el principal el euríbor.

Esta situación va en contra del derecho a la vivienda que nos otorgamos a nosotros mismos en la Constitución, y que no fue desarrollado por gobierno alguno para responder al respeto a los principios marcados en la Carta Magna. Cuarenta años especulando sobre el suelo han servido a muchos promotores para llenarse los bolsillos a costa de la cuasi-negación del teórico derecho a la vivienda.

En la situación económica actual es la vivienda la garantía principal para el crédito. Con esto se consigue que el derecho a la vivienda no exista, en realidad, más que para la propia entidad crediticia, que, curiosamente, y ante la situación de sobrevaloración de los bienes inmuebles, está en fase de venta de todo su patrimonio inmobiliario. Ellos tienen claro que la propiedad inmobiliaria no es una buena inversión. Una ley de vivienda que se ajustase a lo descrito en el artículo 47 de la Constitución tendría que prohibir usar como garantía algo que es necesario, un bien tan necesario e inalienable como la libertad, ya que el domicilio propio es buena parte de esa libertad que protege el sistema. Al ser usado éste como aval de un crédito esa libertad puede perderse, quedando por lo tanto sin garantizar el derecho pregonado. Casi se podría concluir que el precio que tiene tu libertad es el de la cuota mensual de la hipoteca que pagas.

Si analizamos lo que ocurre en el momento en que dejas de pagar por tu libertad, tenemos que, gracias a las garantías del sistema, el banco tiene que esperar un cierto plazo. En la situación legal actual un impago de hipoteca tendría que mantenerse en el tiempo durante varios meses para que la entidad crediticia pudiese emprender acciones legales conducentes a la reclamación de la deuda. Acciones que perderían el sentido inmediatamente por el simple medio de liquidar la deuda.

Ante toda esta situación se me ocurren varios planteamientos:

¿Qué pasaría si un Gobierno pusiera en el derecho a la vivienda el mismo interés que ponen normalmente en el derecho a la libertad... de mercado?

¿Qué pasaría si un buen número de hipotecados decidiesen simultáneamente dejar de pagar sus cuotas al banco durante un tiempo prudencial, inferior en unos días al tiempo que necesitaría el banco para promover acciones en su contra?

¿Acaso los bancos ejecutarían judicialmente a un par de millones, o tres, de deudores hipotecados simultáneamente?

¿Qué harían con cuatro millones de inmuebles en su poder, cuando lo que están haciendo ellos es vender sus sedes centrales y ponerse de alquiler?

¿Qué harían con esos inmuebles en un mercado que se negase a pagar en el precio la tajada de la especulación?

Pinchemos la burbuja inmobiliaria todos a una. Y que la paguen quienes la generaron.

3 comentarios:

MARCOSDA dijo...

Muy buena iniciativa. Pena que nadie haya comentado antes.

¡Ánimo!

Marc Andreu dijo...

Pena que la gente se de cuenta ahora y no cuando compró la hipoteca.

Anónimo dijo...

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